Alguien intentó conocerme
y lo logró
En la inauguración de una de mis exhibiciones, una joven con aire ansioso y con mucho entusiasmo se me acercó para preguntarme dónde estaba el artista expositor. Al notar que no conocía al pintor, me atreví a indagar acerca de que tanto sabía de él, a lo cual ella me dijo. -No se mucho de él. He visto su obra y me puedo imaginar como es él, pero no me atrevo a decirlo. A mi insistencia me respondió. -Me imagino que es muy interesante como persona, con mucha experiencia y con muchas historias que contar. A su edad se debe ser más sabio. Intrigado le pregunté. -¿Cree usted que él es un viejo? Ella contestó con un contundente y aplastante SI, además debe estar medio loco. Un tanto ofendido, intenté saber por qué de esa afirmación. - Su obra es intensa y hay que prepararse para entenderla. - ¿Prepararse? Afirmé preguntando. - Dígame una cosa, ¿Usted cree que hoy el artista explique un poco su obra? Me interrogó. - Pienso que sí, o quizás no, creo que estas cosas no se deben explicar. - Eso es verdad. Pero no todo el mundo va a entender su obra o no sabrán que quiso expresar con su conceptualización. ¿Usted cree que todo el mundo debería asimilarla, vivirla y dejarse llevar por las emociones que sugiere la obra - Parece que usted conoce acerca de estos temas. Respondió con un toque de sincera alegría. -Compartir estas cosas es muy rico. -¿Es usted soltero? - ¡No!. Respondí sorprendido. Ella continuó - Yo siempre vengo a las exhibiciones, vivo y trabajo muy cerca. - Este es mi número de teléfono. - Bueno, fue un placer conocerlo. - Sigo por allí, voy a buscar al artista. - Quiero conocerlo mejor.